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Surah La Verdad Inevitable - Aya count 52
Y ¿cómo sabrás qué es la Inevitable?
Los tamudeos y los aditas desmintieron la Calamidad.
Los tamudeos fueron aniquilados por el Rayo.
Los aditas fueron aniquilados por un viento glacial, impetuoso,
que desencadenó contra ellos para devastarlo todo durante siete noches y ocho días. Se veía a la gente yacer en ellas como troncos de palmeras derribadas.
¿Puedes tú ver algún rastro de ellos?
Pecaron Faraón, los que fueron antes de él y las vueltas de arriba abajo.
Desobedecieron al Enviado de su Señor y Éste les sorprendió de un modo irresistible.
Cuando las aguas lo inundaron todo, os llevamos en la embarcación,
para hacer de ella un recuerdo para vosotros, para que el oído atento lo retuviera.
Cuando se toque la trompeta una sola vez,
y la tierra y las montañas sean alzadas y pulverizadas de un solo golpe,
ese día sucederá el Acontecimiento.
El cielo se henderá, pues ese día estará quebradizo.
Los ángeles estarán en sus confines y ese día ocho de ellos llevarán, encima, el Trono de tu Señor.
Ese día se os expondrá: nada vuestro quedará oculto.
Aquél que reciba su Escritura en la diestra, dirá: «¡Tomad! ¡Leed mi Escritura!
¡Ya contaba con ser juzgado!»
Gozará de una vida agradable
cuyos frutos estarán al alcance de la mano.
«¡Comed y bebed en paz el fruto de lo que hicisteis en días pasados!»
Aquél que reciba su Escritura en la siniestra, dirá: «¡Ojalá no se me hubiera entregado la Escritura
y no hubiera conocido el resultado de mi juicio!
¡ Ojalá hubiera sido definitiva!
De nada me ha servido mi hacienda.
Mi poder me ha abandonado»
«¡Cogedle y ponedle una argolla al cuello!
¡Que arda, luego, en el fuego de la gehena!
¡Sujetadle, luego, a una cadena de setenta codos!»
No creía en Alá, el Grandioso,
ni animaba a dar de comer al pobre.
Hoy no tiene aquí amigo ferviente,
ni más alimento que de guislin,
que sólo los pecadores comen.
¡Pues no! ¡Juro por lo que veis
que es, ciertamente, la palabra de un Enviado noble!
No es la palabra de un poeta -¡qué poca fe tenéis!-
ni la palabra de un adivino -¡qué poco os dejáis amonestar!-.
Es una revelación que procede del Señor del universo.
Si Nos hubiera atribuido algunos dichos,
le habríamos tomado de la diestra;
luego, le habríamos seccionado la aorta,
y ninguno de vosotros habría podido impedirlo.
Es, sí, un Recuerdo para los temerosos de Alá.
Ya sabemos, sí, que hay entre vosotros desmentidores.
Es, sí, un motivo de lamentación para los infieles.
Pero es algo, sí, absolutamente cierto.
¡Glorifica, pues, el nombre de tu Señor, el Grandioso!.