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Surah ia-sin - Aya count 83
que tú eres, ciertamente, uno de los enviados
y estás en una vía recta!
como Revelación del Poderoso, del Misericordioso,
para que adviertas a un pueblo cuyos antepasados no fueron advertidos y que, por eso, no se preocupa.
Se ha cumplido la sentencia contra la mayoría: no creen.
Les hemos puesto al cuello argollas, hasta la barbilla, de tal modo que no pueden mover la cabeza.
Les hemos puesto una barrera por delante y otra por detrás, cubriéndoles de tal modo que no pueden ver.
Les da lo mismo que les adviertas o no: no creerán.
Pero tú sólo tienes que advertir a quien sigue la Amonestación y tiene miedo del Compasivo en secreto. Anúnciale el perdón y una recompensa generosa.
Nosotros resucitamos a los muertos. Inscribimos todo lo que antes hicieron, así como las consecuencias de sus actos. Todo lo tenemos en cuenta en un Libro claro.
Propónles una parábola: los habitantes de la ciudad. Cuando vinieron a ella los enviados.
Cuando les enviamos a dos y les desmintieron. Reforzamos con un tercero y dijeron: «Se nos ha enviado a vosotros».
Dijeron: «No sois sino unos mortales como nosotros. El Compasivo no ha revelado nada. No decís sino mentiras».
Dijeron: «Nuestro Señor sabe: en verdad, se nos ha enviado a vosotros,
encargados sólo de la transmisión clara».
Dijeron: «No presagiamos de vosotros nada bueno. Si no desistís hemos de lapidaros y haceros sufrir un castigo doloroso».
Dijeron: «De vosotros depende vuestra suerte. Si os dejarais amonestar... Sí, sois gente inmoderada».
Entonces, de los arrabales, vino corriendo un hombre. Dijo: «¡Pueblo! ¡Seguid a los enviados!
¡Seguid a quienes no os piden salario y siguen la buena dirección!
¿Por qué no voy a servir a Quien me ha credado y a Quien seréis devueltos?
¿Voy a tomar, en lugar de tomarle a É, dioses cuya intercesión, si el Compasivo me desea una desgracia, de nada me aprovechará y tales que no podrán salvarme?
Si eso hiciera, estaría, sí, evidentemente extraviado.
¡Creo en vuestro Señor! ¡Escuchadme!»
Se dijo: «¡Entra en el Jardín!» Dijo: «¡Ah! Si mi pueblo supiera
que mi Señor me ha perdonado y me ha colocado entre los honrados».
Después de él, no hicimos bajar del cielo ninguna legión contra su pueblo. No hicimos bajar.
No hubo más que un solo Grito y ¡helos sin vida!
¡Pobres siervos! No vino a ellos enviado que no se burlaran de él.
¿No ven cuántas generaciones antes de ellos hemos hecho perecer, que ya no volverán a ellos...?
¡Y a todos, sin falta, se les hará comparecer ante Nosotros!
Tienen un signo en la tierra muerta, que hemos hecho revivir y de la que hemos sacado el grano que les alimenta.
Hemos plantado en ella palmerales y viñedos, hemos hecho brotar de ella manantiales,
para que coman de sus frutos. No son obra de sus manos. ¿No darán, pues, gracias?
¡Gloria al Creador de todas las parejas: las que produce la tierra, las de los mismos hombres y otras que ellos no conocen!
Y tienen un signo en la noche, de la que quitamos el día, quedando los hombres a oscuras.
Y el sol. Corre a una parada suya por decreto del Poderoso, del Omnisciente.
Hemos determinado para la luna fases, hasta que se pone como la palma seca.
No le está bien al sol alcanzar a la luna, ni la noche adelanta al día. Cada uno navega en una órbita.
Tienen un signo en el hecho de que hayamos llevado a sus descendientes en la nave abarrotada.
Y creamos para ellos otras naves semejantes en las que se embarcan.
Si quisiéramos, los anegaríamos. Nadie podría ayudarles y no se salvarían,
a menos que mediara una misericordia venida de Nosotros y para disfrute por algún tiempo.
Y cuando se les dice: «¡Temed el castigo en esta vida y en la otra! Quizás, así, se os tenga piedad»...
No viene a ellos ninguno de los signos de su Señor que no se aparten de él.
Y cuando se les dice: «¡Dad limosna de lo que Alá os ha proveído!» dicen los infieles a los creyentes: «¿Vamos a dar de comer a quien Alá, si Él quisiera, podría dar de comer? Estáis evidentemente extraviados».
Dicen: «¿Cuándo se cumplirá esta amenaza, si es verdad lo que decís?»
No esperarán más que un solo Grito, que les sorprenderá en plena disputa,
y no podrán hacer testamento, ni volver a los suyos.
Se tocará la trompeta y se precipitarán de las sepulturas a su Señor.
Dirán: «¡Ay de nosotros! ¿Quién nos ; ha despertado de nuestro lecho? Esto es aquello con que el Compasivo nos había amenazado. Los enviados decían la verdad».
No habrá más que un solo Grito y a todos se les hará comparecer ante Nosotros.
Ese día, nadie será tratado injustamente en nada y no se os retribuirá sino conforme a vuestras obras.
Ese día, los moradores del Jardín tendrán una ocupación feliz.
Ellos y sus esposas estarán a la sombra, reclinados en sofás.
Tendrán allí fruta y lo que deseen.
Les dirán de parte de un Señor misericordioso: «¡Paz!»
En cambio: «¡Pecadores! ¡Apartaos hoy!
¿No he concertado una alianza con vosotros, hijos de Adán: que no ibais a servir al Demonio, que es para vosotros un enemigo declarado,
sino que ibais a servirme a Mí? Esto es una vía recta.
Ha extraviado a muchísimos de vosotros. ¿Es que no comprendíais?
ésta es la gehena con que se os había amenazado.
¡Arded hoy en ella por no haber creído!»
Ese día sellaremos sus bocas, pero sus manos Nos hablarán y sus pies atestiguarán lo que han cometido».
Si quisiéramos, les apagaríamos los ojos. Entonces se abalanzarían a la Vía, pero ¿cómo iban a ver?
Si quisiéramos, les clavaríamos en su sitio de modo que no pudieran avanzar ni retroceder.
A quien prolongamos la vida, le hacemos encorvarse. ¿Es que no comprenden?
No le hemos enseñado la poesía, que no le está bien. Esto no es más que una amonestación y un Corán claro,
para que advierta a todo vivo y se cumpla la sentencia contra los infieles.
¿Es que no ven que, entre las obras de Nuestras manos, hemos creado a su intención rebaños que les pertenecen?
Los hemos hecho dóciles a ellos: unos les sirven de montura, otros de alimento.
Obtienen provecho de ellos y bebidas. ¿No darán, pues, las gracias?
Pero han tomado dioses en lugar de tomar a Alá. Quizás, así, sean auxiliados...
No podrán auxiliarles. Al contrario, formarán un ejército al que se hará comparecer contra ellos.
¡Que no te entristezca lo que digan! Nosotros sabemos tanto lo que ocultan como lo que manifiestan.
¿No ve el hombre que le hemos creado de una gota? Pues ¡ahí le tienes, porfiador declarado!
Nos propone una parábola y se olvida de su propia creación. Dice: «¿Quién dará vida a los huesos, estando podridos?»
Di: «Les dará vida Quien los creó una vez primera -Él conoce bien toda creación-,
Quien os ha hecho fuego de un árbol verde del que, así, encendéis».
¿Es que Quien ha creado los cielos y la tierra no será capaz de crear semejantes a ellos? ¡Claro que sí! Él es el Creador de todo, el Omnisciente.
Su orden, cuando quiere algo, le dice tan sólo: «¡Se!» Y es.
¡Gloria a Quien posee la realeza de todo! Y a Él seréis devueltos.